La educación ha sido históricamente un espacio de disputa de ideas y proyectos políticos de todo tinte y color. Desde la reforma universitaria de 1918 hasta el proceso de 2010 -que encontró tomados colegios, universidades y terciarios- los y las estudiantes hemos sido parte de la vida política de la región, y más de una vez torcimos el rumbo de los acontecimientos con nuestras decisiones políticas. Supimos acompañar al movimiento obrero, luchando codo a codo con los y las trabajadores en el Cordobazo, y sufrimos juntos –todos y todas- la derrota. Sufrimos la represión y el exilio, y supimos también quedarnos a luchar.
Hoy, luego de años de políticas neoliberales y represivas hacia la organización y la lucha, vemos sin embargo una recomposición de la izquierda y sus herramientas. También el anarquismo, como parte de este proceso, vuelve a levantarse luego de sufrir un duro golpe.
Hoy, entre el arco de ideas que denominan la izquierda, florece el anarquismo como una opción de emancipación de los oprimidos y explotados. Hoy el anarquismo vuelve a pisar fuerte en la arena política y social y vuelve a tener participación en la lucha de clases, por eso los estudiantes nos organizamos en base a sus principios.
Hoy, luego de años de políticas neoliberales y represivas hacia la organización y la lucha, vemos sin embargo una recomposición de la izquierda y sus herramientas. También el anarquismo, como parte de este proceso, vuelve a levantarse luego de sufrir un duro golpe.
Hoy, entre el arco de ideas que denominan la izquierda, florece el anarquismo como una opción de emancipación de los oprimidos y explotados. Hoy el anarquismo vuelve a pisar fuerte en la arena política y social y vuelve a tener participación en la lucha de clases, por eso los estudiantes nos organizamos en base a sus principios.